domingo, 28 de febrero de 2010

A la mujer oprimida


No se aflija más tu alma, mujer,
si la ventura se muestra esquiva,
ni cause quebranto al ánimo
la veleidad de tu fortuna.

No albergues en silencio
el anhelo de tu llanto
ni alimentes la desdicha
sin dar voz a tu lamento.

Deja fluir libre la gota serena
que inunda y embriaga tu ser,
rezuma candente la
sangre
que tiñe la pena de rojo pasión.

Desnuda tu corazón al viento,
de tu clamor mensajero,
que guarda ansias de justicia
y promesa eterna de libertad.

F.P.

"The Tambourine Girl", John William Godward (1906)

miércoles, 24 de febrero de 2010

Candidatura al Nobel de la Paz para la Fundación Vicente Ferrer

"Persona que se distingue por el amor a sus semejantes y por sus obras en bien de la comunidad". No se me ocurre otra persona que se adapte mejor a la definición de la palabra "filántropo", dada por la Real Acadamia de la Lengua, que Vicente Ferrer.
Vicente Ferrer i Moncho se hizo jesuita para "ayudar a los demás". Viajó como misionero a la India para completar su formación espiritual. Decidió quedarse y dedicar el resto de su vida a ayudar a los más desfavorecidos. En 1970 Tuvo que abandonar la Compañía de Jesús porque se enamoró de la periodista inglesa Anne Perry, con la que se casó poco después. Juntos continuaron dedicándose en cuerpo y alma a la atención de la población más pobre y marginada (los sin casta). En 1996 creó su propia fundación, la Fundación Vicente Ferrer.
El esfuerzo al que ha dedicado la mayor parte de su vida, junto a las personas que han colaborado desde su fundación, han cambiado para siempre la vida de dos millones y medio de personas en la región India de Anantapur. Vicente Ferrer falleció en marzo de 2009, pero su inmortalidad queda reflejada en los hospitales, clínicas rurales, escuelas, viviendas, pozos, caminos, árboles plantados, etcétera que hizo posible construir con la perseverancia y sacrificio que caracterizó su vida. La vida de un filántropo universal fundamentada en el amor y la misericordia.
F.P.




Apoya la candidatura con tu firma

Biografía de Vicente Ferrer

Vicente Ferrer nació en Barcelona (España) el 9 de abril de 1920 y su infancia transcurrió entre Barcelona y Gandía. El 36 trajo la guerra y Vicente fue llamado a filas republicanas, a la Quinta del Biberón, con tan sólo 16 años. Al terminar la guerra comenzó los estudios de Derecho, pero con la firme determinación de descubrir el camino a seguir para responder a su vocación: ayudar a los demás.

Encontró en la Compañía de Jesús una organización que le atrajo por su imagen de heroicidad, sabiduría, grandes ideales y lucha por un mundo mejor. Con la ilusión de cumplir fielmente sus principios, abandonó los estudios e ingresó en la orden.

Su acción da los primeros frutos: 1952-1968

El 13 de febrero de 1952, Vicente Ferrer llegó a Mumbai (Bombay) como misionero jesuita. Pese a que su cometido era acabar su formación espiritual, en su primera misión en Manmad decidió salir a conocer a las gentes, saber de sus necesidades y ganar su confianza, tratando de dar solución al sufrimiento de los más pobres. Para ello puso en marcha entre los campesinos un singular sistema de trabajo, que despertó las conciencias y generó un gran movimiento de solidaridad. “El milagro de dar” consistía en una pequeña ayuda económica y el asesoramiento técnico necesario para obtener agua para los cultivos. Si, al finalizar, cada campesino devolvía lo prestado (sin intereses), el milagro se iba extendiendo entre toda la comunidad.

Desde sus comienzos puso en práctica procedimientos tales como organizar pequeñas cooperativas para la excavación de pozos, canalizaciones para el abastecimiento de agua, bancos de semillas, pequeñas parcelas de regadío, etc. Al mismo tiempo, Ferrer trabajó en la construcción de servicios comunitarios y, gracias a la cesión de unas tierras, levantó dos escuelas, un hospital y dos residencias de alumnos, que eran ya casi un millar.

Tiempos difíciles: 1968-1969

La simpatía que despertaba la labor de Vicente Ferrer entre los campesinos generó suspicacias en algunos sectores dirigentes, que veían en él una amenaza a sus intereses. La publicación de un artículo en el Illustrated Weekly, el semanario de mayor difusión de India, bajo el título “La revolución silenciosa” fue el detonante de la orden de expulsión que recibió el 27 de abril de 1968, dándole 30 días para abandonar el país.

Ante esto, se inició un movimiento campesino a favor de Vicente Ferrer, al que se unió también un grupo de intelectuales, políticos y líderes religiosos. El coordinador de este comité de defensa era Madu Metha, uno de los más activos e influyentes líderes sociales de Mumbai. A tan sólo dos días de que expirara el plazo fijado para su expulsión, más de 30.000 campesinos recorrieron los 250 km que separan Manmad de Mumbai para exigir al Gobierno justicia. En una breve entrevista con Vicente, la primera ministra Indira Gandhi reconoció el gran valor de su trabajo y se comprometió a buscar la solución más adecuada a la situación, enviando un telegrama con un mensaje salomónico: “El padre Vicente Ferrer marchará al extranjero para unas cortas vacaciones y será bien recibido otra vez en la India.”

Ferrer volvió a España y fundó Acción Fraterna en el Mundo, con un único objetivo: aliviar la situación de los dos tercios de la humanidad que padecen hambre. Aprovechó también para mediar en la causa de dos goanos, presos a perpetuidad en las cárceles de Lisboa, consiguiendo su liberación al cabo de dos meses.

En estas fechas apareció en la revista americana Life un gran reportaje de doce páginas titulado “El santo de Manmad”, mientras desde España, Italia, Alemania, la India y Norteamérica, un movimiento popular recogió 25.000 firmas con la intención de proponerlo como candidato al Nobel de la Paz.

Pese a haberlo solicitado, tres meses después de abandonar la India, el permiso para volver no había llegado todavía. Sorprendida por su tardanza, fue Indira Gandhi la que ordenó que le concedieran el visado de entrada de inmediato.

Anantapur: La aventura definitiva: 1969-2009

A su regreso a la India sólo le acogió el estado de Andhra Pradesh, y Ferrer, junto a seis voluntarios incondicionales, decidió instalarse en la tierra más pobre de esa región, Anantapur, donde la escasez de agua llegaba casi a la desertización, y la sanidad y la educación eran prácticamente inexistentes. Allí, los políticos radicales se movilizaron para recibirle con pintadas en las paredes: “Ferrer go back”. Lejos de amedrentarse, a los tres días de llegar contaba ya con una casa, vacía y a medio construir, que convirtió en cuartel general. De una de las paredes desnudas colgaba un cartel que decía: “Espera un milagro”. Este mensaje profético, cuyo origen nunca llegó a conocer, supuso un nuevo acicate para seguir adelante.

En marzo de 1970 dejó de pertenecer a la Compañía de Jesús, y ese mismo año contrajo matrimonio con Anne Perry, una periodista inglesa que había permanecido a su lado desde el conflicto de Manmad. En este contexto nació la Fundación Vicente Ferrer en la India.

Sin embargo, durante los años 70 persistió el asedio, esta vez desde las autoridades de la región, que veían con recelo el trabajo de Ferrer, llegando incluso a intentar encarcelarlo.
Éste denunció el abuso de poder del que estaba siendo objeto y consiguió un fallo favorable que creó jurisprudencia.

Años más tarde, en 1996, se creó la Fundación Vicente Ferrer en España para asegurar la continuidad económica de los proyectos en la India. Desde ese momento, y hasta su muerte en junio de 2009, Vicente Ferrer lideró un proyecto que, hoy en día, continúa vivo gracias a un equipo de cerca de 1.900 personas y al apoyo de más de 140.000 colaboradores.


jueves, 18 de febrero de 2010

Cuento anónimo

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres.

Cuando El Aburrimiento había bostezado por tercera vez, La Locura como siempre tan loca, les propuso: ¿Vamos a jugar a las escondidas?
La Intriga levantó la ceja intrigada y La Curiosidad sin poder contenerse preguntó: ¿A las escondidas? ¿Y cómo es eso?

Es un juego, explicó La Locura, En que yo me tapo la cara y comienzo a contar, desde uno a un millón mientras ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.

El entusiasmo bailó secundado por La Euforia. La Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a La Duda, e incluso a La Apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, La Verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué? si al final siempre la hallan. La Soberbia opinó que era un juego muy tonto (En el fondo lo que le molestaba era que la idea no

hubiese sido de ella) y La Cobardía prefirió no arriesgarse...

Uno, Dos, Tres...; comenzó a contar La Locura. La primera en esconderse fue La Pereza, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo y La Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.

La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para cada uno de sus amigos, que si ¿un lago cristalino?: Ideal para La Belleza. Que si ¿la hendija de un árbol?: Perfecto para La Timidez.

Que si ¿el vuelo de una mariposa?: Lo mejor para La Voluptuosidad. Que si ¿una ráfaga de viento?: Magnífica para La Libertad. Así terminó por ocultarse en un rayito de sol.

El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él.

La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (Mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris) y La Pasión y El Deseo en el Centro de los Volcanes.

El Olvido... se me olvidó donde se escondió... pero eso no es importante.

Cuando La Locura contaba, El Amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.

Un millón; contó La Locura y comenzó a buscar. La primera en salir fue La Pereza sólo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó a La Fe discutiendo con Dios sobre Teología, y La Pasión y El Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a La Envidia y claro, así pudo deducir dónde estaba El Triunfo. El Egoísmo no tuvo ni que buscarlo; Él solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a La Belleza y con La Duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de qué lado esconderse.

Así fue encontrando a todos, El Talento entre la hierba fresca, a La Angustia en una oscura cueva, a La Mentira detrás del arco iris... (mentira, si ella estaba en el fondo del océano) y hasta El Olvido... que ya se le había olvidado que estaba jugando a las escondidas, pero sólo el amor no aparecía por ningún sitio.

La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y las rosas... y tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó: las espinas habían herido los ojos del Amor: La Locura no sabía qué hacer para disculparse, lloró, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.

Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la tierra...

El Amor es ciego y La Locura siempre lo acompaña.

lunes, 15 de febrero de 2010

Esclavos del olvido

Cada 23 de agosto desde 1994 se conmemora el "Día internacional del recuerdo de la trata negra y su abolición". Naciones Unidas, a través de la Unesco, escogió simbólicamente esa fecha por corresponder con la insurreción llevada a cabo en 1791 por los esclavos de la, por aquél entonces llamada isla de La Española (hoy Haití y República Dominicana). Dicha insurrección fue el punto de partida de la Revolución Haitiana, que tuvo como desenlace final la declaración de independencia de la parte occidental de la isla , llevada a cabo el 1 de enero de 1804.
El inicio de la importación de esclavos de procedencia africana en el continente americano tuvo lugar en 1518, al promulgarse la autorización de trata de negros por parte del rey Carlos I de España. Dicha importación respondía a la necesidad de obtener mano de obra para las explotaciones mineras y plantaciones de azúcar que se estaban desarrollando en la colonia. La mayor parte de la población aborigen había sucumbido debido a las guerras, los trabajos forzados y las enfermedades importadas de Europa. A finales del siglo XVI dichos pobladores autóctonos habían practicamente desaparecido y la economía dependía ahora de una población en su mayoría esclava. En el siglo siguiente, el Haití colonial pasó a estar dominado por Francia, que mantuvo el férreo y cruel sistema esclavista. Es en 1769 cuando se inicia el largo proceso emancipador que tuvo su culminación en la declaración de independencia citada anteriormente, sentando el precedente de la abolición definitiva del sistema esclavista llevada acabo de manera autónoma por la población esclavizada.
Actualmente un 95% de la ploblación haitiana es de ascendencia africana.
El 70 % de la población ya era pobre antes del reciente terremoto padecido en Haití. En una gran parte de dicha población la pobreza resulta extrema. Sus ingresos no les alcanzan para conseguir un poco de arroz u otros alimentos básicos. En muchos casos subsisten alimentandose con una especie de galletas hechas con una mezcla de lodo, manteca vegetal y sal, una dieta que termina por acarrear problemas de desnutrición y otros males físicos.
Resulta paradójico ver como en una misma porción de terreno, en una misma isla, coexisten dos versiones terrenales de infierno y paraíso: el infierno de desolación y destrucción de Puerto Príncipe y alrededores al oeste; y el paraíso artificial de Resorts de lujo de Punta Cana, Bávaro o Puerto Plata al este.
Hoy, los haitianos no sólo tienen hambre y sed de víveres, sino también de justicia. Desean conseguir todos aquellos propósitos anhelados por sus antepasados cuando vivían en total esclavitud al margen de la más mínima consideración respecto a los derechos humanos por parte de sus opresores.
Tales propósitos pretendían concebir la esperanza, no solo de alcanzar la ansiada libertad, sino de poder aprender a desarrollarse con plenitud, tanto individual como colectivamente, de conseguir una verdadera
justicia social y el reconocimiento de su dignidad como pueblo.
Esa oportunidad
les fue negada durante generaciones, y que a día de hoy todavía no se ha hecho realidad. Primero fue la cruel explotación por parte de los colonos de las potencias imperialistas, y de los criollos descendientes de aquellos. Después, ya como país independiente, las graves consecuencias sufridas por las sucesivas dictaduras (muchas veces impuestas por el gigante norteamericano para defender sus intereses comerciales y estragégicos), posteriormente, las repercusiones derivadas de las actuaciones corruptas de los poderes seudodemocráticos gubernamentales y, por último la desidia de la comunidad internacional. Libertad sí, pero con dignidad.
Tras más de dos siglos desde la declaración de independencia, la inmensa mayoría del pueblo haitiano, continúa siendo esclavo: esclavo del capricho de la naturaleza en su estado más salvaje; esclavo de su inmovilismo interno, esclavo de sus fronteras.
Actualmente, debido a la extensa cobertura mediática sobre los efectos del grave terremoto sufrido, Haití tiene el "privilegio" de ser foco de atención internacional. Parece que es necesario que ocurran este tipo de catástrofes para que las conciencias de las personas que disfrutan de un estado llamado del bienestar despierten de su letargo. Ahora que los supervivientes del seísmo han alzado las manos, clamando su desdicha al cielo y a los hombres, tal vez exista la esperanza de que al final, puedan liberarse definivamente y dejar de ser esclavos del olvido...

F.P.

"No creo que Dios quiera exactamente que seamos felices, quiere que seamos capaces de amar y de ser amados, quiere que maduremos, y yo sugiero que precisamente porque Dios nos ama nos concedió el don de sufrir; o por decirlo de otro modo: el dolor es el megáfono que Dios utiliza para despertar a un mundo de sordos; porque somos como bloques de piedra, a partir de los cuales el escultor poco a poco va formando la figura de un hombre, los golpes de su cincel que tanto daño nos hacen también nos hacen más perfectos."

Clive Staples Lewis (1898-1963) Escritor británico.

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Este espacio ha sido creado esencialmente con la vocación de manifestar inquietudes y plasmar impresiones sobre los diversos aspectos que integran la vida y el mundo en el que vivimos. Para compartir con mis amigos y seguidores de este blog...

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