domingo, 28 de noviembre de 2010

jueves, 25 de noviembre de 2010

Terrorismo doméstico

La plena igualdad entre el hombre y la mujer ha de ser un principio esencial en las sociedades democráticas, por tanto debe constituir un pilar fundamental para la convivencia y la justicia social. Si cualquier forma de discriminación, por definición, se considera rechazable, tanto más nos ha de parecer la forma de discriminación más agresiva, irracional e injusta: el ejercicio de la violencia contra la mujer, esa violencia que es engendrada por un machismo antropológico recalcitrante.

Poco a poco en las sociedades desarrolladas la discriminación hacia la mujer se está consiguiendo erradicar del ámbito público y por tanto carece de cobertura institucional. Es exigible que, desde la educación y el fomento de la concienciación social, los esfuerzos del conjunto de la sociedad se centren en combatirla también en el ámbito privado. Al mismo tiempo, es responsabilidad de los países con sistemas democráticos favorecer el impulso sobre igualdad de género y derechos de la mujer en aquellos países que aún no gozan del establecimiento de dichos valores y principios democráticos y de justicia social.

La mayor
discriminación de la historia de la humanidad es la ejercida sobre la mujer.


Esta discriminación ha estado vigente en todos los ámbitos: el hogar, el trabajo, vida pública, derechos políticos, reconocimiento jurídico, etc.

Hasta tiempos muy recientes, la progresiva conquista y reconocimiento de derechos individuales políticos y sociales del género masculino no ha ido acompañado de la inclusión o avance del género femenino, al que tradicionalmente se le han reservado otro tipo roles o posiciones, generalmente del hogar y dependientes de la condición masculina.

Aproximación histórica

El hecho objetivo de que el hombre posea una mayor fuerza física se ha traducido, desde el principio de los tiempos, en un abuso de poder hacia el género femenino.
Cuando de algún modo se ponía a prueba o se rebatía la autoridad o supremacía del hombre la mujer "debía ser escarmentada"; o sea: sufría maltrato.

Por toda la geografía, en las diversas culturas que han existido a lo largo de la historia, tanto en el ámbito familiar como en el social ha existido una concepción patriarcal basada en el dominio y autoridad del hombre y la sumisión de la mujer (excepcionalmente en alguna cultura ha prevalecido el matriarcado). El papel de la mujer estaba reservado a las tareas domésticas y al cuidado de los hijos, mientras que el hombre se encargaría de obtener el sustento y hacer la guerra cuando ésta fuera necesaria.

Las aportaciones de los diferentes credos o de la filosofía apenas contribuyeron a la transformación de la concepción machista de la sociedad en otra más igualitaria. En algunas fuentes religiosas se parte de la premisa de que la mujer fue el origen de todo pecado. Mientras que la filosofía no reparó en la desigualdad de la mujer. En mayor o menor medida, se logró un reconocimiento a la dignificación de la figura de la mujer, según su estatus familiar o social. Pero dentro del ámbito familiar la figura del marido o del padre seguía siendo la que ostentaba la autoridad absoluta.

A partir del siglo XIX comenzó tímidamente a surgir el movimiento feminista. A mediados de siglo, en las sociedades occidentales, las mujeres empezaron a tomar conciencia de su discriminación y comenzaron a revelarse contra el status quo imperante. Las mujeres que tomaron la iniciativa de luchar por la igualdad tuvieron que hacer frente a otras muchas mujeres que (en gran parte influenciadas por la Iglesia) entendían los movimientos reivindicativos femeninos como inadecuados a la moral y a las buenas costumbres. Ni siquiera la Revolución Francesa y otros movimientos revolucionarios posteriores que pusieron fin el Antiguo Régimen dieron lugar a un reconocimiento de derechos de las mujeres en pie de igualdad con los hombres: no se les consideró como ciudadanas de pleno derecho.

Ya entrado el siglo XX, tuvo lugar el trágico acontecimiento del 8 de Marzo de 1908, en el que murieron quemadas más de cien mujeres trabajadoras de una fábrica textil en Nueva York que se habían declarado en huelga. Este hecho determinó el establecimiento de ese día para celebrar cada año el Día Internacional de la Mujer trabajadora. La Revolución Rusa de 1917 originó, al menos teóricamente, el pleno reconocimiento de la igualdad entre hombres y mujeres. Finalmente, durante la primera mitad de siglo fueron apareciendo países occidentales en los que se reconocía el sufragio femenino.

España

En lo que respecta a España, la moral católica y el tradicionalismo que prevalecieron a través de los siglos impidió la aparición con tanta fuerza como en otros países europeos de un auténtico movimiento feminista o sufragista. Lentamente, con el tránsito al siglo XX comienzan a cambiar las cosas:

  • 1910: Por primera vez se autoriza el acceso a la mujer a la Universidad
  • 1913: Primera mujer que consigue integrarse a la dirección de un partido político (PSOE)
  • 1918: Se permite el acceso de la mujer a la función pública
  • 1923: Las mujeres ocupan por vez primera escaños parlamentarios
  • 1931: Se reconoce a la mujer el derecho al voto (sufragio universal)

Este último hito dió lugar el inicio de la equiparación jurídica entre el hombre y la mujer. Pero con el inicio de la dictadura de Franco se vuelve a las situaciones anteriores. Sólo en los últimos años del franquismo se inicia, tímidamente, un cierto avance. En 1966 cesa la prohibición del acceso de las mujeres a la judicatura.

Con el advenimiento de la democracia y a través de la Constitución de 1978, se consigue establecer el principio de igualdad (art. 14 Constitución). De este modo se inicia un avance muy significativo y progresivo para la consecución de la plena equiparación social y jurídica de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad. Cabe señalar que hasta la muerte del ditador Franco la mujer no podía , por ejemplo, abrir una cuenta bancaria, firmar un contrato de trabajo u obtener el carnet de conducir sin el permiso del marido o padre. Las reformas de 1975 y 1981 del Código Civil, el Estatuto de los Trabajadores de 1980, la despenalización en el Código Penal de delitos como el adulterio y el amancebamiento, etc.

En el panorama actual se puede decir que la mujer ha avanzado en la consecución de la igualdad jurídica en el plano formal y va avanzando en la consecución de la igualdad real, así como en el reparto igualitario de papeles entre los sexos. Pero aún hoy, en pleno siglo XXI hemos de soportar la intolerable existencia de la Violencia de Género ejercida contra la mujer. Mientras no consigamos erradicar este fenómeno, que es el mayor cáncer congénito de nuestra sociedad, ésta no podrá considerarse plenamente avanzada. Esta clase de violencia que es condenada por todas las personas de bien y que no es más que la auténtica expresión del Terrorismo Doméstico.

F.P.
Fuente: Pablo Cuellar (Experto en Violencia de Género)


“Esta ansia irracional de dominio, de control y de poder sobre la otra persona es la fuerza principal que alimenta la violencia doméstica entre las parejas”
Luis Rojas Marcos, psiquiatra

“Las leyes podrán fijar los principios capitales; (…) de poco han de valer tales requisitos fundamentales si a ello no se añade el impulso inmediato para adaptar las circunstancias sociales a la ley promulgada en sentido igualitario”
Pérez del Campo Noriega, A M.

"El progreso social se mide por la posición que ocupa la mujer en una determinada sociedad"
Karl Marx

Derechos de la mujer maltratada

SI TU PAREJA...

- te insulta, te amenaza, te humilla, te hace sentir estúpida e inútil

- te impide ver a tu familia o tener contacto con tus amigos, vecinos, etc.

- no te deja trabajar o estudiar

- te quita el dinero que ganas o no te da el que necesitas

- te controla, te acosa y decide por ti

- te castiga sin hablarte o sin hacerte caso cuando hablas

- te desautoriza constantemente en presencia de los hijos

- te golpea o empuja

- te obliga a tener relaciones sexuales

... TODAS ESTAS SON FORMAS DE MALTRATO



" La violencia contra la mujer es quizás la más vergonzosa violación de los derechos humanos. No conoce límites geográficos, culturales o de riquezas. Mientras continúe, no podremos afirmar que hemos realmente avanzado hacia la igualdad, el desarrollo y la paz"
Kofi Annan, ex secretario general de la ONU y Premio Nobel de la Paz

- Teléfono de Atención a Víctimas de Malos Tratos (24 horas) .................... 016
- Centro mujer 24 horas ............................................................ 900 580 888

A las víctimas de la violencia machista




















"En materia de violencia de género todos somos países en vías de desarrollo"
Delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente

domingo, 21 de noviembre de 2010

La paja en el ojo ajeno

En su reciente visita a España (Santiago de Compostela y Barcelona), el Papa Benedicto XVI manifestó que en la sociedad española actual impera un "laicismo agresivo" e hizo una comparación con el "antisecularismo de los años treinta" del siglo pasado, en tiempos de la Segunda República. Ciertamente en dicha época existía un sentimiento antisecular, básicamente entre las clases desfavorecidas: obreros urbanos y campesinos desarraigados. Este sentir se derivaba de la mayoritaria sensación de hastío que producía el hecho de que tradicionalmente la Iglesia siempre había sido partícipe o aliada de los sectores privilegiados y poderosos: alta burguesía, terratenientes, caciques y nobleza. El pueblo llano se sentía oprimido por los abusos de dichas clases dominantes al tiempo que decepcionado por lo religioso debido a sus frecuentes contradicciones.

La Constitución Española aprobada en referéndum en 1978 establece:

Art. 1.1: "España se constituye en un Estado de Derecho laico, democrático y social, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político".

Art. 16.3: "Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones".

Si bien el expresidente Aznar manifestó en su momento que: "Para ser buen español se ha de ser católico...", durante la estancia en Barcelona de Benedicto XVI, el presidente Zapatero destacó la "relación fluida" del Estado español con la Santa Sede, y que dicha relación es "fruto de lo que expresa la Constitución española como Estado aconfesional que reconoce el peso de la Iglesia católica" en este país, "pero que garantiza la libertad de todos".

Cuando el Papa Benedicto declara que en España existe un "laicismo agresivo", primeramente habría de tener conocimiento de causa y después saber realmente lo que se está diciendo.

En primer lugar es necesario tener claros los conceptos utilizados. Qué se entiende por anticlericalismo y por laicismo. Según la Real Academia de la Lengua española:

clericalismo.


1. m. Influencia excesiva del clero en los asuntos políticos.


2. m. Intervención excesiva del clero en la vida de la Iglesia, que impide el ejercicio de los derechos a los demás miembros del pueblo de Dios.


3. m. Marcada afección y sumisión al clero y a sus directrices.



Por tanto, ser anticlerical no significa ser contrario o enemigo de lo religioso. Según se desprende de la definición de la RAE, el anticlericalismo se opone a la "influencia excesiva del clero" o de la Iglesia en los ámbitos que afectan a la vida humana, tanto social como individualmente.


laicismo.


(De laico).

1. m. Doctrina que defiende la independencia del hombre o de la sociedad, y más particularmente del Estado, respecto de cualquier organización o confesión religiosa.



Por consiguiente, todo aquél que se considera laico no implica que haya de ser adversario de lo religioso o lo clerical. Sencillamente una persona laica "defiende la independencia" de todos los ámbitos en que se desenvuelve la vida humana respecto todo aquello que tenga significación religiosa.


aconfesional.


1. adj. Que no pertenece o está adscrito a ninguna confesión religiosa. (Estado, partido aconfesional).



Según se desprende del articulado referido en la Constitución, España es un Estado aconfesional. Pero ello no significa que sea contrario a cualquier tipo de expresión religiosa sino que, simplemente "no está adscrito a ninguna confesión religiosa". Por tanto institucionalmente no se es ni contrario ni partidario a lo religioso, sino que se es neutral.


Aparte de la conveniente aclaración de los diversos términos expuestos, resulta oportuno señalar que bajo mandato del gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, se han renovado y en varios aspectos mejorado, los acuerdos suscritos por el Estado español y la Santa Sede en 1979. Según palabras del presidente del gobierno: "la intención del Gobierno es mantener esa relación con la Iglesia católica porque responde a una realidad que mana de una indicación de la Constitución".

Resulta absurdo denunciar que , bien desde las instituciones públicas o por parte de la misma sociedad, exista en España un "laicismo agresivo" hacia lo religioso (queriendo referirse a la religión católica). ¿Acaso se han dejado de apoyar por parte de los poderes públicos la celebración de fiestas y cultos religiosos en las vías públicas?, ¿es que encuentran algún impedimento los sacerdotes en oficiar las misas en sus parroquias?, ¿se ha suprimido la enseñanza religiosa en las escuelas públicas? ¿existen evidencias de vandalismo hacia los monumentos o símbolos religiosos?, etc.
Lo que sí es posible constatar, no sólo en España, sino en las demás sociedades occidentales, es la cada vez mayor desacepción o indiferencia hacia lo religioso. Este creciente desinterés se debe en gran medida a la imagen que se percibe de la Iglesia como institución y a su caduca intransigencia en algunos temas como: la oposición al uso de anticonceptivos, el rechazo de la homosexualidad o la no aceptación del derecho de la mujer al sacerdocio. Además, la constante injerencia de la jerarquía católica en la vida pública, su vaga respuesta ante los frecuentes casos de pedofilia y la suntuosidad, pompa y boato de la que hacen gala en la celebración de su liturgia, provoca que cada vez haya menos adeptos a su religión.

Por tanto, Benedicto XVI, podría aplicarse a sí mismo aquella sabia enseñanza de Jesucristo que se menciona en los Evangelios:

"¿Por qué ves la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio?"

F.P.

El crucifijo resiste
Reportaje de Anabel Díez / J.A. Aunión. El País

jueves, 11 de noviembre de 2010

Ciencia o religión: el dilema existencial del hombre

¿Cómo se originó el universo?; ¿existe vida inteligente en otros mundos?; ¿es el hombre solo un cuerpo físico o también dispone de alma?; ¿hay algo más allá de la muerte?...
La innata curiosidad del ser humano es consustancial a su capacidad de razonamiento.
Aunque no siempre entran en conflicto, tanto la ciencia como la religión, intentan dar respuesta a las grandes cuestiones existenciales que desde el principio de los tiempos inmanentemente han intrigado al hombre.
El "excedente" de inteligencia del que ha gozado la especie humana (mayor cuanto más tardíamente en la escala de tiempo) le ha servido para evolucionar tecnológicamente, según las necesidades que de un determinado momento y lugar iban surgiendo y dependiendo del grado desarrollo previo de las sociedades en las que se desarrollaba su existencia. A diferencia del ser humano, el "estancamiento intelectual" del resto de las especies animales no les ha permitido poseer la capacidad de transformar el medio en que el que habitan, más allá de lo estrictamente necesario para su supervivencia.
Debido a ese grado de desarrollo del cerebro humano el hombre ha podido dedicar su enorme potencial creativo e imaginativo, no solamente para buscar la manera más eficaz de safisfacer sus necesidades básicas, también para cuestionarse su propia existencia y a plantearse multitud de interrogantes sobre la esencia del mundo que lo rodea.
Ya en las primeras sociedades primitivas se generaron las primeras expresiones religiosas. Éstas se manifestaban tanto en los actos de la vida cotidiana como en rituales funerarios. Existe su constatación en diferentes objetos y expresiones artísticas que se han hallado con posterioridad.
A lo largo de la historia, la religión ha influido en la conformación de las diversas culturas y sociedades. El hombre, en su soledad, necesitaba encontrar sentido a su existencia y dar trascendencia y explicación al mundo, el universo y todo lo imaginable.
Las sociedades desarrolladas dieron origen a las primeras civilizaciones, como la mesopotámica, la china o la egipcia. La estructuración estamental de los miembros en dichas sociedades, establecía que la mayor parte de los individuos dedicaran su actividad a la obtención de los recursos necesarios para el sustento de la comunidad. Otros pocos privilegiados, sin embargo, a parte de llevar una vida más placentera u ociosa, podían emplearse de lleno en concentrar sus aptitudes intelectuales a la investigación de todo aquello que supusiera un misterio, fuese nuevo o desconocido. De tal manera se planteaban preguntas y posteriormente de empezaron a formular las primeras hipótesis. Los resultantes conocimientos derivados de la observación, razonamiento y posterior experimentación de los diferentes aspectos y fenómenos de la naturaleza, dieron origen a la ciencia.
En la antigua Grecia existieron destacados científicos y filósofos en diferentes campos del saber. Posteriormente, en la Revolución Científica del siglo XVII, surgió el llamado "método científico". A partir de ese momento cualquier planteamiento de una nueva teoría habría de seguir un protocolo en forma de fases. Éstas son genéricamente: observación, descripción, hipótesis, experimentación, demostración y finalmente conclusión.
Con respecto a la grandes cuestiones existenciales, tanto la ciencia como la religión intentar ofrecer "su versión de los hechos" no siempre incompatible.

1ª Cuestión: el origen del universo

Sobre el origen del universo la ciencia establece de manera consensuada la teoría del "Big Bang" o gran explosión. Ésta teoría sostiene básicamente que partiendo de un ínfimo punto de densidad infinita, tuvo lugar una colosal explosión que dió origen al espacio-tiempo, materia-energía. A partir de ese instante el universo se iría expandiendo hasta que, por efecto de la gravedad, comenzaría a contraerse alcanzando el colapso final o "Big Crunch", tras el cual comenzaría de nuevo otra fase expansiva y así indefinidamente en una interminable serie de oscilaciones.
Desde el punto de vista de la religión (si bien existen multitud de versiones, tantas como credos se conocen) el mundo fue creado de la nada por un "Dios Supremo" o "Creador". El universo es el escenario en el que el hombre es el principal actor. Un mundo diseñado para la especie humana.
Una versión intermedia explicaría que el universo fue creado por un "Ser Supremo", que puede coincidir o no con el que revelan las religiones, el cual colocó la partícula que desembocó en la gran explosión de materia (Big Bang) y que posteriormente introdujo la semilla de vida que dió origen a las primeras formas de vida en la Tierra. Esta teoría sería una combinación de: Creación-Evolución.
Pero si deseamos ser objetivos, ¿qué porcentaje de probabilidades existe sobre la certeza de las diversas teorías expuestas? Dado que hasta el momento presente no se ha podido evidenciar ninguna, ya que no dejan de ser meras hipótesis, tendríamos que concluir que la probabilidad de que alguna sea verídica ha de ser igual para todas. Si puede resultar increíble creer en la posibilidad de que exista un Ser Supremo que haya creado todo el universo conocido, por la misma regla de tres se puede deducir que resulta igualmente increíble que dicho universo se haya creado solo desde la nada.

2ª Cuestión: ¿estamos solos en el universo?

La versión más extendida dentro de la religión expresa que el mundo fue diseñado y creado por un Dios Superior o Creador a la medida del hombre. El ser humano es el centro del universo y todo lo que contiene gira en torno a él. El hombre es el ser superior de la creación y la naturaleza que lo rodea y el resto de los seres vivientes que la habitan están supeditados a él.
La ciencia sostiene que la probabilidad de que existe vida fuera de nuestro planeta y de nuestro sistema solar es considerable. Aún reconociendo que para que se generasen las primeras formas de vida en nuestra planeta, se tuvieron que reunir multitud de factores, teniendo en cuenta que sólo en nuestra galaxia existen unos doscientos mil millones de estrellas, muchas de ellas con sistemas planetarios, objetivamente la probabilidad de que exista vida fuera de la Tierra es muy elevada.
También existen testimonios de personas que afirman haber tenido experiencias con seres o fenómenos extraterrestres, pero, aun habiendo algún que otro enigma sin resolver, hasta el momento no se han podido demostrar. Por consiguiente, en tanto que hasta la fecha no se han hayado indicios de vida exterior a nuestra planeta, si en algún momento se evidenciase la existencia de vida inteligente en otros planetas, esto supondría un factor en contra de las tésis de las grandes religiones monoteístas (cristianismo, islam, judaísmo) ya que de sus argumentos se deduce que en el universo sólo existe un ser inteligente superior al resto: el hombre.

3ª Cuestión: ¿es el alma independiente del cuerpo físico?


La ciencia no interpreta el término alma como algo independiente del cuerpo físico. Describe el alma como "principio que da forma y organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida". En términos científicos pues el alma equivale a la propia vida humana ("la chispa de la vida").
Para la religión el alma es la "sustancia espiritual e inmortal de los seres humanos". Las religiones más extendidas sostienen que el alma es inherente a la persona. Cuando ésta fallece, el alma pervive en un estado invisible y adimensional, realizando un tránsito a otro estado o realidad superior.
¿Es el alma pues una entidad propia independiente del cuerpo que la contiene? Si es así resulta imposible evidenciarlo, a no ser que se constatase algún tipo de fenómeno derivado de una hipotética interacción del alma con el medio físico, una vez que el individuo que la contenía hubiese perecido en su condición de ser animado. Por tanto, en términos de probabilidad, ¿qué porcentaje se podría dar a cada una de las dos opciones? Imposible determinarlo.
4ª Cuestión: ¿existe algo más allá de la muerte?


La creencia en la vida después de la muerte es una de las declaraciones más relevantes en una religión. Debido a este argumento existe multitud de creyentes en todo el mundo, los cuales, bien por intuición o bien por encontrar sentido a la vida, confían en alcanzar una vida mejor después de la muerte. Dado que el alma es independiente del cuerpo, cuando éste perece, el alma realiza un tránsito (o bien permanece provisonalmente en estado latente) a otra realidad o estado de conciencia y así poder alcanzar un estado eterno de plenitud.
Evidentemente, para la ciencia la vida se acaba cuando se produce el hecho de la muerte del individuo. Esto implica el fin de su existencia como tal. Sus funciones vitales, la percepción de los sentidos, las emociones, los sentimientos y la conciencia misma se desarrollan en el ser vivo desde que nace hasta el momento de su muerte. Para la ciencia, cuerpo y mente son indivisibles , alma significa vida; por tanto, en el momento que se produce el fallecimiento del ser, éste deja de existir para siempre.
La experiencia del famoso túnel que algunas personas afirman haber vislumbrado, en momentos de delirio próximos al instante de la muerte, nos sugiere el plantearnos la existencia o no de una vida después de la muerte. Aunque parezca harto improbable, algunas de esas personas mantienen que fueron conscientes de que habían traspasado el umbral que separa la vida de la muerte y que incluso, por unos instantes, se vieron a sí mismos desde una perspectiva externa a su cuerpo. Por otra parte, existen numerosas declaraciones de personas (e incluso testimonios gráficos o audiovisuales de discutible credibilidad), que aseguran haber percibido o vislumbrado algún tipo de presencia espiritual. La gran mayoría de las personas que no han manifestado haber tenido esta clase de experiencias, suele ser reticente a creer que existan espíritus que estén coexistiendo e interactuando en el mundo de los vivos.
Es posible encontrar alivio ante el desasosiego que supone la certeza de una muerte segura.
Para las personas ateas o agnósticas, se logra asumiendo el hecho de que la vida de una persona, como la de cualquier otro ser vivo, es una etapa o ciclo con un inicio y un final. El planteamientos además es que el hombre está formado por una pequeña parte de materia y energía; cuando se produce su fallecimiento: vuelve a integrarse en el medio natural del que proviene.
En cambio, las personas con convicciones religiosas consiguen apaciguar la inquietud del trance de la muerte en el consuelo que supone la creencia en una vida feliz y eterna después de la misma. Aunque es conveniente poner de relieve que para ciertas religiones (como por ejemplo la católica) la recompensa de una vida mejor después de la muerte depende de los "méritos" que se hayan llevado a cabo en vida. Dependiendo de las exigencias de dichos "méritos" puede suponer para el creyente un mayor o menor grado de inquietud la incertidumbre de esa recompensa futura, ya que si no se consiguen los mínimos exigibles la alternativa puede ser el averno o el castigo eterno. Pero el que considera realmente "creyente" es porque "practica" su religión, con lo cual se supone que ha de cumlplir con los requisitos necesarios para lograr la recompensa de la vida eterna, sea en el paraíso terrenal o en un reino celestial.
Ciencia y religión; razón y fe, ofrecen distintas alternativas al dilema existencial del hombre. Es posible que alguna vez se consiga revelar la verdad sobre alguna de éstas u otras cuestiones fundamentales. En cualquier caso, el ser humano, en su conciencia de individuo y ser racional, seguirá planteándose nuevos interrogantes a lo largo de su existencia.

F.P.

Ciencia y religión, dos visiones del mundo
Artículo de Javier Monserrat. Tendencias de las Religiones

Ciencia y religión no están reñidas
Artículo de David Alandete. El País

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