sábado, 29 de mayo de 2010

En el cielo no hay roperos

Que difícil es aceptar el eterno tránsito de una persona querida que hasta ayer estuvo con nosotros y ahora se ha ido.

Ponemos toda nuestra voluntad en pensar que su esencia está todavía entre nosotros, que nos acompaña, nos ayuda, nos conforta. Entonces tenemos que aceptar que lo que ha quedado allí en el Cementerio es algo perecedero que ya no tiene importancia y sin embargo vamos a ese sitio donde un día la dejamos y la recordamos, le ofrendamos nuestras flores, le ofrecemos nuestras oraciones.

Es a los niños a los que más les cuesta comprender y aceptar lo que ha pasado. Por eso quiero recordar una explicación que encontraron una niña y su madre:

Había muerto la abuela y la pequeña no hallaba un motivo para que le hubieran quitado esa fuente de inmenso cariño.

-¿Dónde está la abuela, mamá?

- Se ha ido al cielo, ya estaba cansada y enferma, entonces Dios se la ha llevado porque a su lado será feliz.

-¿Y donde llevan este cajón con su traje de domingo?

- Es sólo su ropa, hija mía, eso se quedará aquí abajo.

- Quieres decir que en el cielo no hay roperos?

- Pues si, en el cielo no hay roperos. Su ropa solamente quedará aquí y nosotros vendremos de cuando en cuando a cuidarla.


Ada Ríos

lunes, 17 de mayo de 2010

Los amantes de Teruel

Existen muchos factores que permiten creer que la historia de Diego Marcilla e Isabel Segura, los populares amantes de Teruel, es algo más que una leyenda romántica o una creación literaria. El más importante es el insólito descubrimiento que tuvo lugar en 1555 cuando, en la iglesia de San Pedro de Teruel, se hallaron dos momias en sendos ataúdes de madera y con ella un documento que narraba, en letra gótica, la historia de los amantes.
La tradición da como fecha final de tan trágicos amores el año de 1217. La historia debío empezar años atrás, cuando dos jóvenes, Diego Marcilla, segundón de una familia noble, e Isabel de Segura, hija y heredera de un acaudalado prócer turolense, crecieron juntos en la capital del Bajo Aragón. "Desde niños se han tratado y, con la adolescencia, la familiaridad torna en amor", dirá el escritor Hartzenbusch siglós después. Pero cuando Diego solicitó a Isabel en matrimonio, su carencia de fortuna provocó la rotunda negativa del padre de la joven.

Cinco años de plazo

Diego Marcilla no se arredró por ello y propuso al intransigente un plazo de cinco años, tiempo suficiente, según aseguró, para poder enriquecerse. El padre de la joven, agradablemente sorporendido por lal iniciativa de Diego, aceptó el trato e Isabel juró y perjuró aguardar el regreso de su enamorado.
Pero no contaba con la prolongación del plazo. El intrépido muchacho partió hacia las cruzadas pero, prisionero de los sarracenos, no consiguió regresar a Teruel (eso sí, con su objetivo conseguido) hasta un día después de que se cumpliera la fecha señalada.

El regreso del amado

Se dice que entró en la ciudad por el Portal de la Andaquilla y que le sorprendieron alegres cantos de fiesta. Cual no fue su asombro cuando supo que la razón de los mismos no era otra que el matrimonio de Isabel con un miembro de la poderosa familia de los Azagra. Tras la boda, Diego consiguió entrar en la cámara nupcial y, mientras el recién casado dormía, reprochó a Isabel no haberle esperado ni siquiera veinticuatro horas después de vencido el plazo. Cuando ésta le reiteró su amor y se justificó aduciendo que el matrimonio había sido una imposición paterna, Diego le pidió un último beso. Ella, respetuosa con su condición de mujer casada, se lo negó y el enamorado Diego murió de pena horas después.
Al día siguiente, durante las exequias fúnebres, Isabel irrumpió en la iglesia. Demudada, se acercó al túmulo mortuorio, dio al cadáver el beso que había negado y cayó desplomada junto al féretro. Las familias decidieron enterrarlos juntos y entonces cobró vida la leyenda.

HISTORIA Y VIDA

- Sarcófagos de los amantes de Teruel, en la Iglesia de San Pedro de Teruel
- La muerte de Isabel de Segura ante el cadáver de Diego Marcilla, óleo de Antonio Muñoz Degrain


Fundación Amantes de Teruel

sábado, 8 de mayo de 2010

jueves, 6 de mayo de 2010

miércoles, 5 de mayo de 2010

Eros y Psique

Psique era la menor y más hermosa de tres hermanas, hijas de un rey de Anatolia. Afrodita, celosa de su belleza, envió a su hijo Eros (Cupido) para que le lanzara una flecha de oro oxidado, que la haría enamorarse del hombre más horrible y ruin que encontrase. Sin embargo, Eros se enamoró de ella y lanzó la flecha al mar; cuando Psique se durmió, se la llevó volando hasta su palacio.

Para evitar la ira de su madre, una vez que tiene a Psique en su palacio, Eros se presenta siempre de noche, en la oscuridad, y prohíbe a Psique cualquier indagación sobre su identidad. Cada noche, en la oscuridad, se amaban. Una noche, Psique le contó a su amado que echaba de menos a sus hermanas y quería verlas. Eros aceptó, pero también le advirtió que sus hermanas querrían acabar con su dicha. A la mañana siguiente, Psique estuvo con sus hermanas, que le preguntaron, envidiosas, quién era su maravilloso marido. Psique, incapaz de explicarles cómo era su marido, puesto que no le había visto, titubeó y les contó que era un joven que estaba de caza, pero acabó confesando la verdad: que realmente no sabía quién era. Así, las hermanas de Psique la convencieron para que en mitad de la noche encendiera una lámpara y observara a su amado, asegurándole que sólo un monstruo querría ocultar su verdadera apariencia. Psique les hace caso y enciende una lámpara para ver a su marido. Una gota de aceite hirviendo cae sobre la cara de Eros dormido, que
despierta y abandona, decepcionado, a su amante.

Cuando Psique se da cuenta de lo que ha hecho, ruega a Afrodita que le devuelva el amor de Eros, pero la diosa, rencorosa, le ordena realizar cuatro tareas, casi imposibles para un mortal, antes de recuperar a su amante divino. Como cuarto trabajo, Afrodita exige a Psique que vaya a buscar un cofre al Hades. Cuando consigue llegar allí, Perséfone, diosa de la ultratumba, le dice que lo que hay en el cofre es sólo para Afrodita. Psique, tentada por el poder que podría darle lo que había en ese cofre, olvida que la curiosidad ya había arruinado una vez su vida, y lo abre, pero en vez de encontrar poder, encuentra sueño eterno dejando asi escapar de aquel cofre la envidia etc etc quedando solo la esperanza. Psique cae en la hierba, dormida para toda la eternidad, pero Eros, apiadado, la rescata y soluciona las cosas. Tiempo después, Afrodita y Psique hacen las paces, y permanecen junto con Eros en el Olimpo.

Mitología Griega

Pintura: "El Rapto de Psique", de William-Adolphe Bouguerau
Escultura: ""Eros y Psique", de Antonio Cánova

Subastada obra de W. Bouguerau "Cupido y Psique"

martes, 4 de mayo de 2010

Sobre este blog:


"Este espacio ha sido creado esencialmente con la vocación de manifestar inquietudes y plasmar impresiones sobre los diversos aspectos que integran la vida y el mundo en el que vivimos. Para compartir con mis amigos y seguidores de este blog..."