jueves, 11 de noviembre de 2010

Ciencia o religión: el dilema existencial del hombre

¿Cómo se originó el universo?; ¿existe vida inteligente en otros mundos?; ¿es el hombre solo un cuerpo físico o también dispone de alma?; ¿hay algo más allá de la muerte?...
La innata curiosidad del ser humano es consustancial a su capacidad de razonamiento.
Aunque no siempre entran en conflicto, tanto la ciencia como la religión, intentan dar respuesta a las grandes cuestiones existenciales que desde el principio de los tiempos inmanentemente han intrigado al hombre.
El "excedente" de inteligencia del que ha gozado la especie humana (mayor cuanto más tardíamente en la escala de tiempo) le ha servido para evolucionar tecnológicamente, según las necesidades que de un determinado momento y lugar iban surgiendo y dependiendo del grado desarrollo previo de las sociedades en las que se desarrollaba su existencia. A diferencia del ser humano, el "estancamiento intelectual" del resto de las especies animales no les ha permitido poseer la capacidad de transformar el medio en que el que habitan, más allá de lo estrictamente necesario para su supervivencia.
Debido a ese grado de desarrollo del cerebro humano el hombre ha podido dedicar su enorme potencial creativo e imaginativo, no solamente para buscar la manera más eficaz de safisfacer sus necesidades básicas, también para cuestionarse su propia existencia y a plantearse multitud de interrogantes sobre la esencia del mundo que lo rodea.
Ya en las primeras sociedades primitivas se generaron las primeras expresiones religiosas. Éstas se manifestaban tanto en los actos de la vida cotidiana como en rituales funerarios. Existe su constatación en diferentes objetos y expresiones artísticas que se han hallado con posterioridad.
A lo largo de la historia, la religión ha influido en la conformación de las diversas culturas y sociedades. El hombre, en su soledad, necesitaba encontrar sentido a su existencia y dar trascendencia y explicación al mundo, el universo y todo lo imaginable.
Las sociedades desarrolladas dieron origen a las primeras civilizaciones, como la mesopotámica, la china o la egipcia. La estructuración estamental de los miembros en dichas sociedades, establecía que la mayor parte de los individuos dedicaran su actividad a la obtención de los recursos necesarios para el sustento de la comunidad. Otros pocos privilegiados, sin embargo, a parte de llevar una vida más placentera u ociosa, podían emplearse de lleno en concentrar sus aptitudes intelectuales a la investigación de todo aquello que supusiera un misterio, fuese nuevo o desconocido. De tal manera se planteaban preguntas y posteriormente de empezaron a formular las primeras hipótesis. Los resultantes conocimientos derivados de la observación, razonamiento y posterior experimentación de los diferentes aspectos y fenómenos de la naturaleza, dieron origen a la ciencia.
En la antigua Grecia existieron destacados científicos y filósofos en diferentes campos del saber. Posteriormente, en la Revolución Científica del siglo XVII, surgió el llamado "método científico". A partir de ese momento cualquier planteamiento de una nueva teoría habría de seguir un protocolo en forma de fases. Éstas son genéricamente: observación, descripción, hipótesis, experimentación, demostración y finalmente conclusión.
Con respecto a la grandes cuestiones existenciales, tanto la ciencia como la religión intentar ofrecer "su versión de los hechos" no siempre incompatible.

1ª Cuestión: el origen del universo

Sobre el origen del universo la ciencia establece de manera consensuada la teoría del "Big Bang" o gran explosión. Ésta teoría sostiene básicamente que partiendo de un ínfimo punto de densidad infinita, tuvo lugar una colosal explosión que dió origen al espacio-tiempo, materia-energía. A partir de ese instante el universo se iría expandiendo hasta que, por efecto de la gravedad, comenzaría a contraerse alcanzando el colapso final o "Big Crunch", tras el cual comenzaría de nuevo otra fase expansiva y así indefinidamente en una interminable serie de oscilaciones.
Desde el punto de vista de la religión (si bien existen multitud de versiones, tantas como credos se conocen) el mundo fue creado de la nada por un "Dios Supremo" o "Creador". El universo es el escenario en el que el hombre es el principal actor. Un mundo diseñado para la especie humana.
Una versión intermedia explicaría que el universo fue creado por un "Ser Supremo", que puede coincidir o no con el que revelan las religiones, el cual colocó la partícula que desembocó en la gran explosión de materia (Big Bang) y que posteriormente introdujo la semilla de vida que dió origen a las primeras formas de vida en la Tierra. Esta teoría sería una combinación de: Creación-Evolución.
Pero si deseamos ser objetivos, ¿qué porcentaje de probabilidades existe sobre la certeza de las diversas teorías expuestas? Dado que hasta el momento presente no se ha podido evidenciar ninguna, ya que no dejan de ser meras hipótesis, tendríamos que concluir que la probabilidad de que alguna sea verídica ha de ser igual para todas. Si puede resultar increíble creer en la posibilidad de que exista un Ser Supremo que haya creado todo el universo conocido, por la misma regla de tres se puede deducir que resulta igualmente increíble que dicho universo se haya creado solo desde la nada.

2ª Cuestión: ¿estamos solos en el universo?

La versión más extendida dentro de la religión expresa que el mundo fue diseñado y creado por un Dios Superior o Creador a la medida del hombre. El ser humano es el centro del universo y todo lo que contiene gira en torno a él. El hombre es el ser superior de la creación y la naturaleza que lo rodea y el resto de los seres vivientes que la habitan están supeditados a él.
La ciencia sostiene que la probabilidad de que existe vida fuera de nuestro planeta y de nuestro sistema solar es considerable. Aún reconociendo que para que se generasen las primeras formas de vida en nuestra planeta, se tuvieron que reunir multitud de factores, teniendo en cuenta que sólo en nuestra galaxia existen unos doscientos mil millones de estrellas, muchas de ellas con sistemas planetarios, objetivamente la probabilidad de que exista vida fuera de la Tierra es muy elevada.
También existen testimonios de personas que afirman haber tenido experiencias con seres o fenómenos extraterrestres, pero, aun habiendo algún que otro enigma sin resolver, hasta el momento no se han podido demostrar. Por consiguiente, en tanto que hasta la fecha no se han hayado indicios de vida exterior a nuestra planeta, si en algún momento se evidenciase la existencia de vida inteligente en otros planetas, esto supondría un factor en contra de las tésis de las grandes religiones monoteístas (cristianismo, islam, judaísmo) ya que de sus argumentos se deduce que en el universo sólo existe un ser inteligente superior al resto: el hombre.

3ª Cuestión: ¿es el alma independiente del cuerpo físico?


La ciencia no interpreta el término alma como algo independiente del cuerpo físico. Describe el alma como "principio que da forma y organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida". En términos científicos pues el alma equivale a la propia vida humana ("la chispa de la vida").
Para la religión el alma es la "sustancia espiritual e inmortal de los seres humanos". Las religiones más extendidas sostienen que el alma es inherente a la persona. Cuando ésta fallece, el alma pervive en un estado invisible y adimensional, realizando un tránsito a otro estado o realidad superior.
¿Es el alma pues una entidad propia independiente del cuerpo que la contiene? Si es así resulta imposible evidenciarlo, a no ser que se constatase algún tipo de fenómeno derivado de una hipotética interacción del alma con el medio físico, una vez que el individuo que la contenía hubiese perecido en su condición de ser animado. Por tanto, en términos de probabilidad, ¿qué porcentaje se podría dar a cada una de las dos opciones? Imposible determinarlo.
4ª Cuestión: ¿existe algo más allá de la muerte?


La creencia en la vida después de la muerte es una de las declaraciones más relevantes en una religión. Debido a este argumento existe multitud de creyentes en todo el mundo, los cuales, bien por intuición o bien por encontrar sentido a la vida, confían en alcanzar una vida mejor después de la muerte. Dado que el alma es independiente del cuerpo, cuando éste perece, el alma realiza un tránsito (o bien permanece provisonalmente en estado latente) a otra realidad o estado de conciencia y así poder alcanzar un estado eterno de plenitud.
Evidentemente, para la ciencia la vida se acaba cuando se produce el hecho de la muerte del individuo. Esto implica el fin de su existencia como tal. Sus funciones vitales, la percepción de los sentidos, las emociones, los sentimientos y la conciencia misma se desarrollan en el ser vivo desde que nace hasta el momento de su muerte. Para la ciencia, cuerpo y mente son indivisibles , alma significa vida; por tanto, en el momento que se produce el fallecimiento del ser, éste deja de existir para siempre.
La experiencia del famoso túnel que algunas personas afirman haber vislumbrado, en momentos de delirio próximos al instante de la muerte, nos sugiere el plantearnos la existencia o no de una vida después de la muerte. Aunque parezca harto improbable, algunas de esas personas mantienen que fueron conscientes de que habían traspasado el umbral que separa la vida de la muerte y que incluso, por unos instantes, se vieron a sí mismos desde una perspectiva externa a su cuerpo. Por otra parte, existen numerosas declaraciones de personas (e incluso testimonios gráficos o audiovisuales de discutible credibilidad), que aseguran haber percibido o vislumbrado algún tipo de presencia espiritual. La gran mayoría de las personas que no han manifestado haber tenido esta clase de experiencias, suele ser reticente a creer que existan espíritus que estén coexistiendo e interactuando en el mundo de los vivos.
Es posible encontrar alivio ante el desasosiego que supone la certeza de una muerte segura.
Para las personas ateas o agnósticas, se logra asumiendo el hecho de que la vida de una persona, como la de cualquier otro ser vivo, es una etapa o ciclo con un inicio y un final. El planteamientos además es que el hombre está formado por una pequeña parte de materia y energía; cuando se produce su fallecimiento: vuelve a integrarse en el medio natural del que proviene.
En cambio, las personas con convicciones religiosas consiguen apaciguar la inquietud del trance de la muerte en el consuelo que supone la creencia en una vida feliz y eterna después de la misma. Aunque es conveniente poner de relieve que para ciertas religiones (como por ejemplo la católica) la recompensa de una vida mejor después de la muerte depende de los "méritos" que se hayan llevado a cabo en vida. Dependiendo de las exigencias de dichos "méritos" puede suponer para el creyente un mayor o menor grado de inquietud la incertidumbre de esa recompensa futura, ya que si no se consiguen los mínimos exigibles la alternativa puede ser el averno o el castigo eterno. Pero el que considera realmente "creyente" es porque "practica" su religión, con lo cual se supone que ha de cumlplir con los requisitos necesarios para lograr la recompensa de la vida eterna, sea en el paraíso terrenal o en un reino celestial.
Ciencia y religión; razón y fe, ofrecen distintas alternativas al dilema existencial del hombre. Es posible que alguna vez se consiga revelar la verdad sobre alguna de éstas u otras cuestiones fundamentales. En cualquier caso, el ser humano, en su conciencia de individuo y ser racional, seguirá planteándose nuevos interrogantes a lo largo de su existencia.

F.P.

Ciencia y religión, dos visiones del mundo
Artículo de Javier Monserrat. Tendencias de las Religiones

Ciencia y religión no están reñidas
Artículo de David Alandete. El País

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