Art. 1.1: "España se constituye en un Estado de Derecho laico, democrático y social, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político".
Art. 16.3: "Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones".
Si bien el expresidente Aznar manifestó en su momento que: "Para ser buen español se ha de ser católico...", durante la estancia en Barcelona de Benedicto XVI, el presidente Zapatero destacó la "relación fluida" del Estado español con la Santa Sede, y que dicha relación es "fruto de lo que expresa la Constitución española como Estado aconfesional que reconoce el peso de la Iglesia católica" en este país, "pero que garantiza la libertad de todos".
Cuando el Papa Benedicto declara que en España existe un "laicismo agresivo", primeramente habría de tener conocimiento de causa y después saber realmente lo que se está diciendo.
En primer lugar es necesario tener claros los conceptos utilizados. Qué se entiende por anticlericalismo y por laicismo. Según la Real Academia de la Lengua española:
clericalismo.
1. m. Influencia excesiva del clero en los asuntos políticos.
2. m. Intervención excesiva del clero en la vida de la Iglesia, que impide el ejercicio de los derechos a los demás miembros del pueblo de Dios.
3. m. Marcada afección y sumisión al clero y a sus directrices.
Por tanto, ser anticlerical no significa ser contrario o enemigo de lo religioso. Según se desprende de la definición de la RAE, el anticlericalismo se opone a la "influencia excesiva del clero" o de la Iglesia en los ámbitos que afectan a la vida humana, tanto social como individualmente.
laicismo.
(De laico).
1. m. Doctrina que defiende la independencia del hombre o de la sociedad, y más particularmente del Estado, respecto de cualquier organización o confesión religiosa.
Por consiguiente, todo aquél que se considera laico no implica que haya de ser adversario de lo religioso o lo clerical. Sencillamente una persona laica "defiende la independencia" de todos los ámbitos en que se desenvuelve la vida humana respecto todo aquello que tenga significación religiosa.
aconfesional.
1. adj. Que no pertenece o está adscrito a ninguna confesión religiosa. (Estado, partido aconfesional).
Según se desprende del articulado referido en la Constitución, España es un Estado aconfesional. Pero ello no significa que sea contrario a cualquier tipo de expresión religiosa sino que, simplemente "no está adscrito a ninguna confesión religiosa". Por tanto institucionalmente no se es ni contrario ni partidario a lo religioso, sino que se es neutral.
Aparte de la conveniente aclaración de los diversos términos expuestos, resulta oportuno señalar que bajo mandato del gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, se han renovado y en varios aspectos mejorado, los acuerdos suscritos por el Estado español y la Santa Sede en 1979. Según palabras del presidente del gobierno: "la intención del Gobierno es mantener esa relación con la Iglesia católica porque responde a una realidad que mana de una indicación de la Constitución".
Resulta absurdo denunciar que , bien desde las instituciones públicas o por parte de la misma sociedad, exista en España un "laicismo agresivo" hacia lo religioso (queriendo referirse a la religión católica). ¿Acaso se han dejado de apoyar por parte de los poderes públicos la celebración de fiestas y cultos religiosos en las vías públicas?, ¿es que encuentran algún impedimento los sacerdotes en oficiar las misas en sus parroquias?, ¿se ha suprimido la enseñanza religiosa en las escuelas públicas? ¿existen evidencias de vandalismo hacia los monumentos o símbolos religiosos?, etc.
Por tanto, Benedicto XVI, podría aplicarse a sí mismo aquella sabia enseñanza de Jesucristo que se menciona en los Evangelios:
"¿Por qué ves la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio?"
El crucifijo resiste
Reportaje de Anabel Díez / J.A. Aunión. El País
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