Se cumplen cinco años del mandato de Benedicto XVI al frente de la Iglesia Católica. Uno de los objetivos del Concilio Vaticano II (1962-1965) era la renovación y puesta al día de la Iglesia y una actitud dialogante con el mundo moderno. Como representante de la linea más tradicionalista y conservadora de la Iglesia, con él, la Iglesia sigue anclada en el pasado. La idea de dar las misas en latín y de espaldas a los feligreses resume perfectamente la postura de la cúpula de la Iglesia en la actualidad: de espaldas a la realidad del mundo moderno y con un mensaje caduco que no conecta con los potenciales creyentes de la sociedad actual.
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F.P.
1 comentario:
Blogger Miguel Angel dijo...
Un artículo muy bueno de alguien que aparenta saber lo que critica.
Siempre he dicho que alguien como el Papa no representa, aunque sea su intención hacerlo, mis ideales cristianos en su totalidad (más bien pocos) al igual que un partido político al que vote no supone la total comunión con sus ideas. Cualquier falta de respeto al prójimo aún viniendo de las más altas instancias "morales" desacredita el resto de argumentos.
La falta de humildad es pecado venial que en manos de un Papa es mortal. Creo que Dios debe estar avergonzado de ver como se ha corrompido a lo largo de la historia su doctrina de amor al prójimo. Dios nos ha hecho libres para equivocarnos pero no sabios para gestionarla y si tu libertad socava la mía, mal vamos.
Es difícil condenar a alguien sin temor a equivocarte pero si te basas en el patron de la bondad y el no-egoismo tienes el noventa por ciento de éxito.
Un saludo al quien me "oiga".
15 de abril de 2010 12:38
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